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Los baños de la Alhambra tuvieron un papel muy importante en la ciudad palatina.
Para los musulmanes el agua no solo sirve para la limpieza del cuerpo, sino además, limpia el espíritu.
La limpieza en el islam forma parte de la fe y con respecto a ella el Corán dice así:
«Dios ama a los que se arrepienten y a los que se purifican».(Corán 2:222)
«¡Oh, creyentes! Cuando se dispongan a hacer la oración lávense el rostro y los brazos hasta los codos, pasen las manos [húmedas] por la cabeza y [laven] los pies hasta los tobillos. Si están en estado de impureza mayor (es decir, han tenido relaciones sexuales), tomen un baño [completo]». (Corán 5:6)
Por lo tanto, antes de la oración la persona debe asegurarse de estar limpia, mediante la ablución o el baño completo.
Una vez aclarado esto y conociendo la importancia de los baños en el islam.
Pasemos a analizar los baños árabes que hubo en la Alhambra.
Sabemos que la Alhambra contaba con una población aproximada de 2.000 habitantes y disponía de una decena de baños árabes tanto públicos, como privados, para cubrir la demanda de sus ciudadanos.
Era normal en aquellos tiempos que todo palacio o casa importante tuviera su propio baño.
En la actualidad podemos confirmar que en la Alhambra existieron los siguientes baños:
De todos los mencionados anteriormente, sólo se conserva el Baño de Comares que hasta no hace mucho se llamó Baño Real, por haber sido el baño privado de los Reyes Católicos y posteriormente de Carlos V.
La desaparición de casi todos ellos se debe a que tras la conquista los baños fueron prohibidos por Cédula Real, puesto que los cristianos los consideran símbolo de prácticas religiosas musulmanas.
El baño de Comares se encuentra al Este del palacio que lleva su propio nombre y en un nivel inferior.
Su construcción se corresponde con el modelo clásico de terma romana de carácter privado, con pequeñas modificaciones en la sala fría.
Esta es la primera sala y por ella se accede al baño.
Fue utilizada como vestíbulo (para vestirse y desvestirse antes del baño) y proveerse de unas babuchas de madera para proteger sus pies del calor del suelo.
En sus laterales disponía de nichos y camas donde el monarca y su familia podía sentarse a reposar tras el baño.
Una de las grandes peculiaridades con las que cuenta esta sala, la encontramos en la doble planta. En cuya planta superior se encuentra la llamada “Galería de los Músicos”.
Son numerosas las leyendas acerca de los usos que se daban a este espacio.
Se dice que en él se hallaban músicos ciegos que amenizaban el ambiente sin mancillar el honor de las damas.
O que a través de este balcón el monarca podía escoger a una dama para pasar la noche arrojándole una manzana…
Pero la realidad es que el baño era un lugar de purificación donde no se permitía el acceso a ambos sexos.
Desafortunadamente esta es una de las salas más restauradas de la Alhambra
La diferencia fundamental entre el baño árabe y el baño romano, la encontramos concretamente en esta sala.
El frigidarium romano contaba un una gran alberca de agua fría donde poder sumergirse. Sin embargo, el baño árabe tan solo contaba con una pequeña pila para la ablución. Por lo tanto, su función principal consistía en aclimatar el cuerpo antes de entrar a las otras salas.
La pequeña puerta que hay en esta sala daba acceso a un retrete.
Es la sala más amplia del baño, cuenta con una bóveda con lucernas cubiertas con vidrieras de colores.
Bajo el suelo circulaban canales con agua caliente que traspasaban el calor a través del suelo de mármol, sobre el cual, se vertía agua, que se evaporaba, proporcionando un ambiente húmedo y caliente a la sala, propenso para la apertura de los poros y la limpieza de la piel.
Es aquí, donde el monarca y su familia recibían el masaje para limpiarles la piel de toxinas.
Esta sala es la que está más cerca del horno y la caldera de modo que es el lugar más caluroso de todo baño.
En ella se hallan dos pilas, una de agua caliente y otra de agua fría. La mayor de ellas es conocida como el “Baño de la Sultana” o el “Baño del Rey”, contaba con dos grifos de oro con forma de cabeza de león, por los que salía agua caliente y fría.
Sobre ella se halla un inscripción dedicada al constructor de estás dependencias Yusuf I (1333-1354) y dice así:
“¡Qué cosa más admirable, de todo lo presente y pasado, que el león cuando reposa en un lugar de delicias! ¿Qué león tiene reposo semejante al que disfruta mi señor, rodeado de sus servidores? Hermosa y preclara es su alteza, y a su valor acompaña la libertad y la esplendidez. Corre aquí unas veces agua de un fresco gratísimo y, otras, haciéndola cesar, la remplaza otra de confortable calor ¡Cuántas cosas admirables alegran al dichoso que habita esta morada de grandiosidad! ¡Quién como nuestro sultán Abu Hachach, que existe siempre como triunfante y glorioso conquistador!
Este verso declara que Yusuf I Abu Hachach edificó estos baños.
Por último, nos encontramos con las dependencias del horno. Esta sala estaba incomunicada del resto del baño, para no enturbiar la tranquilidad de los monarcas.
Sin embargo contaba con una comunicación subterránea, el «hipocausto», a través del cual circulaba el aire caliente que calentaba el suelo de mármol.
Pero aquí no acaba todo, si quieres saber más acerca de los baños de uso público que puedes disfrutar en Granada, te invitamos a leer nuestro artículo sobre baños árabes de Granada.
